ebook di Fulvio Romano

domenica 8 giugno 2014

Uno "scheletro intelligente" darà il calcio d'inizio del Mondiale in Brasile

Un esqueleto 'inteligente' para el saque inaugural

  • Se mueve con el cerebro, mide 1,78 y pesa 70 kilos

  • Un parapléjico podrá andar con él

  • Dará la patada con la que arrancará el Mundial ante 3.400 millones de espectadores

  • 'Será un gran salto para la humanidad', dice su creador, Nicolelis

    Es calculador. Frío, inteligente. No da un paso en falso nunca. No se lesiona. Cuatro airbags protegen sus rodillas y codos. Mide 1,78 y su peso ronda los 70 kilos. Tiene los pies sensibles como plumas. Cuando camina lo hace suavemente, tanteando el suelo, como si pisara la arena de una playa. No hay otro igual. Es un ejemplar modelo. Único en su especie. La esperanza para más de 25 millones de condenados a sillas de ruedas. Es el hombre de hierro. La estrella no vista (hasta ahora) del Mundial. Un exoesqueleto controlado por la mente.

    El jueves, poco antes de las 17:00, hora local, en el Arena Corinthians de São Paulo, un joven parapléjico brasileño se levantará de una silla de ruedas, caminará hasta el centro del campo y dará la patada inteligente al Brazuca, la bola con la que Ronaldo, Iniesta, Messi o Neymar intentarán llevarse el torneo. El 20 Mundial de Fútbol quedará oficialmente inaugurado. En juego no sólo estarán atletas de carne y hueso. También un hombre conectado a una máquina.

    Cada uno de los 25 pasos del paralítico elegido, que irá caminando desde la banda al epicentro del rectángulo verde, quedarán para siempre grabados en las retinas de los 3.400 millones de testigos que se estima asistirán al momento de gloria por televisión. «Esos 25 pasos supondrán un gran salto para la humanidad», resume a Crónica el neurocientífico Miguel Nicolelis, padre de la criatura, parafraseando a Neil Amstrong tras pisar la luna.

    Y está en lo cierto. El Walk Again Proyect (Andar de Nuevo, el mayor proyecto de ayuda a paralíticos jamás concebido) podría ir mucho más lejos de lo imaginado. Pasen y lean.

    Quizás pocos recuerden El hombre de los seis millones de dólares, aquella serie de televisión de los años 70. En ella el astronauta Steve Austin, víctima de un grave accidente de vuelo, era reconstruido, pieza a pieza, en un laboratorio. Además de recuperar el uso de sus piernas, se convertía en veloz como un tren, fuerte como Superman y capaz de ver a través de las paredes. Hoy ya existen seres humanos parcialmente biónicos y el hombre-máquina, encarnado por la saga Robocop, la que más ha estimulado la imaginación de los científicos, ha dejado de ser una quimera. Y entre ellas, la de un hombre de 53 años, bajito, calvo y con barba y aspecto desaliñado, Miguel Nicolelis, uno de los 20 científicos más grandes hoy, según Scientific American.

    Lo que van a conocer nada tiene de novela. Es una historia real. Entre un esqueleto robotizado, el que aparece colgado de una percha metálica junto a su autor en la fotografía de la página anterior, y ocho jóvenes paralizados de cintura para abajo tras romperse la médula espinal en sendos accidentes de carretera. La culminación de 10 años de trabajo, 33 millones de dólares invertidos hasta la fecha y 126 investigadores de 20 países elucubrando cómo hacer para que los paralíticos vuelvan a caminar. Incluso que puedan darle con los pies a un balón. «Muchos me llamaron loco. Otros, soñador», se desquita el neurocientífico, quien pocas veces se quita la gorra verde del Palmeiras, «o meu time», su equipo del alma.

    A cuatro días de que arranque el Mundial, el exoesqueleto -exo porque va por fuera del cuerpo- está listo para dar la primera patada. De los ocho paralíticos seleccionados, de entre 20 y 35 años, seis han quedado definitivamente descartados. «Hoy, a las 15:30, terminó su caminata el último de los ocho voluntarios. Todoshan podido disfrutar de la sensación de estar andando nuevamente». Entonces faltaban 24 días para el puntapié inaugural y Miguel Nicolelis anunciaba la buena nueva en su Facebook. Levántate y anda.

    «Esto fue hecho para mí», resumía su experiencia con el exoesqueleto uno de los pacientes cuya lesión de médula le impedía notar y mover las piernas. «Me siento como si estuviera caminando por la playa, como si tocara la arena», contaba otro después de siete meses (desde el 1 de noviembre de 2013) de duro entrenamiento.

Un nuevo exoesqueleto en el Mundial